jueves, 11 de enero de 2018

TESIS DOCTRINAL: LA SALVACIÓN

DOCTRINA 


LA SALVACIÓN 

Por: Hno. Samuel Santiago


Conocer la Salvación de Cristo es: saber cuán finitos son nuestros
pensamientos y cuán grande puede ser el resultados de nuestras
decisiones de tal forma que nos sitúe en la responsabilidad moral
que conlleva el libre albedrío para poder comprender nuestra
necesidad de redención y otorgar esa condición al único capaz de
limpiar el resultado de una vida entera sin conocimiento de él.

La salvación es una doctrina que mucha gente comprende parcialmente, la mayoría de nosotros tenemos ideas preconcebidas o anhelos de esperanza de los cuales nos gustaría que fueran así, de hecho, en una gran mayoría de las personas con las que he compartido este tema, ven la salvación como algo tan simple creyendo que es el abc [En el caso de personas que nos son del todo creyentes o escépticas, contemplan esto como un asunto meramente de esfuerzos humanos, de méritos, de comportamiento o actitudes ante la vida y lo que les rodea, en algunos otros casos se cree que no hay salvación, ni mucho menos necesidad de ella, tomando como premisa el hecho de que: al no haber pecado, ni culpa por lo tanto: no hay de que salvarnos; de antemano sabemos que esta ha sido una gran mentira desde el principio de los tiempos y la estrategia mas monumental que ha usado el enemigo para arrastras muchas mentes ] es por tal razón el motivo de este tratado , el adentrarnos a las escrituras para apreciar completamente cuán grande es la obra de cristo en nuestra Salvación.

Apreciaremos como Cristo siendo en forma de Dios... ... se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;  dio hasta la última gota de su sangre para comprar las almas de los pecadores.


En la Biblia se describe, en su propia expresión, cuan divina, excelsa, sublime y extraordinaria es esta Salvación, dando lugar a toda la trinidad como autor completo de este rescate eterno del alma y la vida; Así comprendemos por la bendita palabra de Dios que esta es una obra de la cual participa: tanto Dios como Cristo y el Espíritu Santo, así mismo describe su valor tan noble, dado que Cristo, los apóstoles y las primeras iglesias sufrieron el evangelio como el centro de la salvación, entregando todo lo que tenían a causa de negarse a mismos para lograr la obra de Dios en ellos y la salvación de muchos. Será nuestra tarea el resumir cada uno de estos aspectos que rodean una de las más hermosas doctrinas de la Biblia.

Que hermoso estandarte

En mi opinión particular esta doctrina es la más hermosa de todas las doctrinas que podemos encontrar en la biblia, sin duda toda la escritura es por demás poética y digna de admiración hasta el punto de elevarla a la mayor de las estimaciones.
Mas sin embargo, como ya lo decíamos antes, la Salvación es una doctrina hermosa siempre llena amor y compasión que puede quebrantar corazones, derrumban murallas de argumentos, silenciar cañones de ataque, apaciguar reacciones de afiladas palabras y cambiar vidas completas, cuando se asume su fundamento como el principio y fin de la integridad de la vida.

Me colma el corazón al enseñar esta doctrina y aún más al tratar de comprender su profundidad, escudriñando conceptos como el pecado, el arrepentimiento, la fe, la justificación, la regeneración y todo lo que engloba la transformación a una nueva criatura. Así como para aquellos que emprenden el camino del predicador evangelista, les es motivo de toda pasión y compasión el perseguir la salvación de las almas, anhelando que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento; así es mi oración, que cada estudiante de esta doctrina vea la importancia y valor de tan grande misterio, como lo es la salvación, y tome así mismo, el resultado de encaminar vidas a los pies de cristo, como su estandarte.

Una salvación ardiente

Los predicadore de la antigüedad se han destacado por su predicación, la cual se centraba, dentro muchos otros temas de la sana doctrina, en la salvación de los perdidos, de los cuales podemos mencionar Juan Wesley, Charles Spurgeon y Dwight L. Moody, Savonarola, John Wesley, Billy Sunday, Carlos Finney y otros más que mantenían una predicación ardiente hablando de la salvación de cristo.

Wesley dijo: "Si el predicador está ardiendo, los demás vendrán para ver el fuego,

Spurgeon declaró en cuanto a la necesidad de poder:

"Necesitamos hombres ardiendo al rojo vivo, que irradien el fuego con tan intenso calor; que no podamos siquiera acercarnos sin sentir que nuestros corazones se están quemando; hombres como relámpagos lanzados de la misma mano de Jehová, despedazando estrepitosamente cada cosa que se opone en su camino, hasta que llegue a su blanco; ¡hombres impulsados por la Omnipotencia!"

Solo es una pequeña parte en la que estos hombres de Dios comparten cuan ardiente puede ser el mensaje de la salvación cuando alguien se deja usar por el Espíritu Santo; y es en esta doctrina que podemos comprender aquellos pasajes donde la Biblia llama ...a sus ministros, llama de fuego (Heb 1:7) o aquel donde dice ... él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego (Mat 3:11); dándole a la predicación Evangelística ese elemento ígneo que hace arder el corazón del pecador y que puede consumir por completo el del predicador, al exponer este, las malas noticias de la condición humana con lágrimas en la voz y muchas de las veces con lágrimas en el ojo por el dolor que causan las vidas atrapadas en mentira; buscando en su predicación hacer sensible al corazón, la condición real de su existencia, dándole cuerpo y nombre a su pecado, pero de tal suerte que al contemplar tan horrendo espectro de maldad, se eleve, por la obra Divina, su espíritu en contemplación de la verdad, del bien y la belleza que engendra en el alma aquel placer espiritual, puro y desinteresado que causa la libertad y el perdón de sus pecados a los pies del Justo y Santo Salvador Jesucristo.

Una vez que comprendemos la esencia de la doctrina de la salvación, podremos justificar las vidas de aquellos hombres que sufrieron tan horrendos castigos por la santa causa del evangelio, y esto se debe tan solo a que estaban consumidos en el calor del perdón de Cristo y el fuego de su salvación; el tomar así, una brasa del fuego del altar de Dios, y dejar que consuma nuestro corazón para poder pasarla a otra alma, fría en los placeres temporales de este mundo, nos dejara salir de las garras que asfixian un espíritu en dedicación a Dios...
Retomando el tema doctrinal que trataremos en este texto, debemos comprender entonces el sentido completo en que las escrituras nos expresan tal magna obra, y uno de estos aspectos es como comprende el Género humano la Salvación.

EL LADO HUMANO DE LA SALVACIÓN

Mi ley en la mente y corazón de ellos

Las acciones y las decisiones que tomamos los seres humanos impactan nuestro presente así mismo también nuestro futuro, del cual solo Dios tiene control. A pesar de la finitud de nuestros pensamientos nos hemos dado cuenta a lo largo de la historia que tan influyente puede ser una postura o un argumento así como el tomar una decisión en base a ello.

Para conocer el punto central de la consecuencia de nuestras decisiones, necesitamos retomar un concepto tan antiguo y complejo como lo es La Ley ; esta idea es tan antigua como lo es la sociedad misma, comprende la valoración de las acciones y el resultado de tales acciones con relación a la justicia y el derecho; La justicia siempre de a cada uno lo que es debido y le otorga al individuo un código de virtud lícito; en otras palabras el concepto de LEY siempre es imparcial y engloba la operación y el resultado , así que: acusa al infractor de la ley, pero ampara, protege, defiende, cubre y salvaguarda a el resto de leales.

En esta amplia definición vemos que los seres humanos tenemos esa noción de norma y cumplimiento porque son herencias de la naturaleza divina.
Nos hizo a su imagen: Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó (Gen 1:27); Él nos puso la ley en el corazón: Pondré mis leyes en la mente de ellos,Y sobre su corazón las escribiré (Heb 8:8-10).

Carlos Spurgeon declaró, en su predicación sobre La Ley en el corazón de los hombres:

En este momento tengo que mostrarles la forma en que Dios asegura la obediencia a Su ley
de una manera muy diferente; no la promulga con truenos desde el monte Sinaí, ni la graba
en tablas de piedra, sino que viene a los corazones de los hombres en benignidad e infinita
compasión, e inscribe los mandamientos de Su ley en tablas de carne, de tal manera que son
gozosamente obedecidos, y los hombres son convertidos en siervos dispuestos de Dios.

Un destello de voluntad

Creo también que la Ley refleja la naturaleza de la libertad y la voluntad humana, dado que las leyes son imparciales e impersonales, se arguye que cada individuo tiene la capacidad de decidir entre obedecer la ley o rechazarla, y esa libertad nos ha dado Dios, a lo cual declaro en palabras del mismo Cristo: "El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero." (Juan 12:48); "Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie... Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero" (Jn 8:15-16) El resultado de esta decisión tan considerable definirá de qué lado estamos ante la ley, de tal forma que nos orille a hacer la pregunta “¿cómo me ve la ley? y “¿en qué condición me encuentro ahora?; si tomamos como ejemplo el texto de la escritura que dice: ...es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era (Sant 1:23-25) nos damos cuenta que ese concepto de ley siempre nos será como espejo aunque no sea de nuestro agrado lo que vemos en Él.

Así mismo, la aceptación del concepto de ley, dio a la humanidad cierto orden que era necesario por todos los argumentos que ya dimos; mas sin embargo, con respecto a esto hay quienes afirman que fue perjudicial, abrumador, dando prejuicios y temores a la existencia humana, pero, recordemos que esta ideología del mundo es bastante humanista, modernista y egocéntrica, una filosofía que pervierte lo más puro del ser humano, que exalta su humanidad, enaltece los sentidos, las sensaciones y los placeres. Hemos de saber que: el que una persona admita su apariencia, correcta o incorrecta, con respecto a la imparcial imagen del espejo de la ley , no le hace endeble y desprotegido , al contrario le hará un ser más consciente del valor de sus decisiones y su actual aspecto, que darán como resultado esa responsabilidad necesaria en todos los aspectos que se pueda comprender el Hombre. Pero este hombre prefieren no tener un Espejo, aquel que acusa tan cruelmente con la verdad, las imperfecciones del espectador, dejando al descubierto cosas que el tal no sabía de sí mismo; tanto la ley como el espejo redactarán implacablemente las líneas de vida que se encuentran dentro de su marco, tomando los detalles pero dejando de lado las ambigüedades generales que no le atañen; Todo me es lícito, pero no todo co viene; todo me es lícito, pero no todo edifica. 1 Cor 10:23

Un cometido de valor

Un grado de madurez espiritual y muy honesto sería la responsabilidad completa, a pesar de que en el mejor de los casos, este torrente, desembocara en la playa de de la corrección.
Hablamos de un concepto universal y correctamente aceptado: la responsabilidad, que es necesario para comprender el completo valor de nuestras decisiones así como lo es la ley; esta responsabilidad requiere de un individuo capaz de ejercer su voluntad pero también con cierto grado de lucidez sobre los pasos de su caminar; en otras palabras una persona responsable es aquella que sabe cuáles pueden ser las consecuencias de sus actos y de la misma manera puede tomar la decisión de afrentar cualquiera que sea su resultado.

Como ya vimos anteriormente, todo buen juicio debe pasar por el filtro de la ley, tal como la responsabilidad, que podrá ser desvelada en la vida del individuo, si ha admitido la ley en su camino y a admirado la desnudez que guarda su aspecto bajo el inmisericorde reflejo de la ley; así que solamente ahí se ha de demostrar verdadera responsabilidad, al admitir cuán grande es la muralla de imperfecciones de las cuales somos incapaces de remediar.

La justicia acusara lo merecido y una madura responsabilidad lo acatará tal cual se decretado, pero, solo si algún deshonesto pretende salir invicto, tomará el camino del fugitivo y vagara sin reconocer cuán necesitado está de justicia y cuan menesteroso es volver a su único amparo.
Por tal motivo no podemos relativizar los actos, argumentando frases como: El fin justifica los medios, necesitamos tener una base, un fundamento sobre el cual determinar lo correcto e incorrecto; Dios nos dios estos elementos inherentes al corazón que evidencian cuán inexcusables somos delante de Él.

Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Rom 2:1 La ley, la conciencia, la voluntad, la moralidad y la razón testifican diariamente en el corazón humano la necesidad impuesta, y el porqué de un redentor imprescindible; todo corazón gime ante la condición manifiesta por la ley, la justicia le reclama, pero la razón en las mentes siguen acallando conciencias y buscando una moralidad relativa conforme al modelo dispuesto por el enemigo, dejando al género humano tan desprotegido y temeroso pero ignorante de lo que es obviedad.

Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo
ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
el cual pagará a cada uno conforme a sus obra. Rom 2:5-6

No hay comentarios:

Publicar un comentario